San Salvador, 26 de abril de 2013.
Armin,
Recuerdo que hace un año te escribí una breve nota con
motivo de tu cumpleaños. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, como dice
la canción. Empero, sigo creyendo en lo que te escribí: “Te sigo con la
confianza de un ciego que se sostiene del hombro de quien lo guía”. Cuántas
cosas cambiaron en los meses anteriores, ¿no es cierto? Como lo dijiste una
vez, cambiaste los libros de medicina por cámaras, lentes y equipos distintos,
pero sé que estás mucho mejor que antes. Se nota. Y yo me alegro por vos.
Desde hace más de un año te regalé mi amistad. Aprovecho
para recordarte algo que me debés: Un atol de semillas de marañón en Atoles La
Pasarela. ¡Que no pase de este año! Te regalo, una vez más —y cuantas veces sea
necesario— un abrazo. Y con él toda la fuerza, la alegría, la confianza, el
respeto, la admiración, el cariño y la seguridad de que vas a ser una mujer que
tenga muchos éxitos en los años venideros.
Somos muchísimas las personas que te queremos en
demasía, que te rodeamos para protegerte de las dudas, los temores, la soledad…
y que, sobre todo, hoy estamos felices por tu cumpleaños.
Tu amigo que te quiere,
Jorge Alfredo Márquez Fagoaga
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