Soy
tu amigo y me siento orgulloso de vos. Todavía no te conozco en persona pero te
sigo con la confianza de un ciego que se sostiene del hombro de quien lo guía.
Te leo a diario y me alegro en demasía cuando sé que estás bien. Si te leo
escribiendo cosas tristes, me entristezco con vos. Empero, estoy consciente que
la tristeza se disfruta tanto como cualquier otro sentimiento. Dicen que hoy estás
‘tiernita’. (Bueno, vos misma me lo escribiste hace ya varias horas.) ¿Qué se
siente volver a nacer? ¿Qué se siente dejar atrás un año anterior —y con él un
cúmulo de aciertos y desaciertos, llantos, nostalgias, alegrías, emociones,
anhelos— y empezar uno nuevo? Hoy cumplís años, y yo te regalo mis palabras.
Traté de adornarlas de la mejor forma posible. Les puse todo el listón que fui
capaz de encontrar. Yo sé que te van a gustar porque yo las he cuidado desde
que aprendí a usarlas y sé que vos las vas a cuidar también. Te regalo mi
amistad. Hace años aprendí que lo que no se comparte, se pierde; y yo no quiero
perderme en este océano humano. Te regalo un abrazo. Uno fuerte y sincero. (No
te lo iba a decir, pero te voy a dejar mis brazos para cuando necesités otro abrazo.
Por otro lado, yo me voy a quedar con los tuyos para cuando yo los necesite.) ¡Que
tengás un bonito día de cumpleaños, Armin!
No hay comentarios:
Publicar un comentario