No se nos queman los recuerdos
con las llamas devorando viejas fotos y cartas
ni la vida se hace más llevadera
al desatarnos de quienes nos odian
lanzándolos a la calle
como perros sin nombre
y sin dueño
Las noches se hicieron para llorar
o para dormir
Yo elegí
lo primero
o no sé
si es el llanto
el que me eligió a mí
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